Titanes del garaje revivalista, el punk-soul gamberro y el sentimiento lúdico de la vida.
Se aproximan a la edad de la jubilación, pero rechazan cualquier atisbo de retirada.
A sus 55 años, el líder de los Fleshtones defiende con uñas y dientes el legado de su grupo.
Formados en la segunda mitad de los 70 con la aviesa intención de practicar lo que ellos llamaban super rock, un compendio de garage rock con fuzz guitars y sonido Farfisa, aderezado con elementos rockabilly y guiños surf, que pretendía devolver al rock’n’roll su primitiva rudeza y simplicidad desposeyéndolo de esa autoconciencia tan dañina que tenía por entonces, uno podía esperarse cualquier cosa. Y más aún cuando sus miembros siguen siendo los mismos que crearon el grupo hace más de 30 años.
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